PARTE 1. OBSERVACIÓN

Escojo objetos variados pero todos vinculados a mi hijo. Juguetes o partes de juguetes que se encuentran cenca de mi lugar de trabajo situados con desorden en el suelo. Los coloco más cerca de mi vista y me dispongo a hacer la primera observación.

En primer lugar, me doy cuenta de que he organizado los objetos de forma inconsciente de modo que podrían insertarse dentro de un triángulo por lo que la composición me parece bastante armoniosa. Además, quizá por tratarse de juguetes orientados a niños muy pequeños, las líneas curvas, circulares son predominantes.

En la primera observación cronometro para observar durante 3 minutos. Me planteo este tiempo máximo con la intención de obtener cuanta más información pueda almacenar, aunque me doy cuenta de que cuando llevo observando la mitad del tiempo siento la urgencia de tomar papel y lápiz para comenzar a dibujar, casi como si la información ala acumularse borrar lo observado previamente.

En mi primer boceto observo algunas imperfecciones, imprecisiones más bien que no reflejan del todo la realidad observada. En el segundo boceto trato de incluir las correcciones y veo que cometo nuevos errores, algunos no cometidos anteriormente. Creo que he actuado como dando por seguras algunas líneas y me doy cuenta de que en un nuevo dibujo no hay nada firme respecto al anterior, simplemente es nuevo. No puedo evitar corregir con un lápiz de color sobre los bocetos para redirigir mi mirada y fijarme en algunos detalles con mayor precisión. Yo no me considero por una persona perfeccionista, pero la urgencia por corregir sobre los bocetos quizá delate artes de mí que no conocía.

Los 2 primeros bocetos son consecutivos, pero me dispongo a poner a prueba mi memoria de cara al tercer boceto dejando un tiempo de descanso.

En este tercer dibujo recojo más detalles, me siento más segura, aunque obviamente no deja de haber imperfecciones respecto del modelo. Creo haber captado mejor las proporciones, tamaño y expresión de los muñecos, pero algo falla en la perspectiva.

Sin duda este ejercicio me ha demostrado que a menudo miramos, pero no vemos realmente, perdemos mucha información, no nos tomamos en tiempo suficiente de observar con detenimiento. Además, es cierto lo que comenta Berger (2011). El dibujo es mucho más que recoger una observación, va mucho más allá del reflejo de la realidad. Es también un reflejo de nosotros mismos, de nuestra mirada, nuestra memoria y nuestra interpretación de la realidad, “dibujar es descubrir” (Berger, 2011, p.7) pero no solo descubrimos la realidad que tratamos dibujar sino que, como me ha sucedido en este ejercicio, también nos descubrimos a nosotros mismos, observamos facetas que no pensábamos que exixtieran. Todo un placer realizar este ejercicio.

PARTE 2. COMPOSICIÓN

Selecciono varios objetos que tengo a mano que representan mi vocación por la pintura y la crianza. Se trata de un tarro de cristal, un rodillo y un muñeco con forma de mono. El muñeco me parece especialmente estimulante por la posición que ofrece cierto movimiento a la combinación con el resto de los objetos.

Realizo un primer encaje y descubro las líneas principales que componen la imagen, me parecen interesantes las diagonales y las curvas por encima de las líneas rectas. A partir de ese momento inicio encajes rápidos modificando la posición de los objetos. Algunas de ellas no habían sido una opción inicialmente, pero me parecen incluso más interesantes. Tras probar 4 encajes con posiciones diferentes, me decido por una de ellas y procedo a hacer encajes cada vez más rápidos.

Me genera satisfacción el modo en que la mano y el ojo se van acostumbrando progresivamente a la composición, lo que me hace ganas seguridad y ligereza, sin embargo, también es posible que ciertos errores de observación se mantengan.

Posteriormente inicio del trabajo de los dibujos finales. El último encaje seleccionado me gusta especialmente por el equilibrio y a la vez sensación de inestabilidad de la composición, me parece casi alegórico. Ese intento de equilibrar y conciliar trabajo, arte y crianza, y que el objeto relacionado con mi hijo sea precisamente un mono que está colgado, es casi como una metáfora.

En el primer dibujo final incido en la definición de líneas y contornos, completando con algunas manchas a partir de líneas que favorecen la sensación de profundidad, incluso añado alguna textura en el rodillo. La parte inferior del tarro no termina de quedar bien, así que ese aspecto lo depuro en el siguiente dibujo final.

El segundo dibujo final incorpora las cretas para marcar las sombras con mayor claridad. Este trabajo me ayuda a observar con mayor profundidad el efecto de la luz y sus detalles en los que no había reparado anteriormente.

Por último, en el tercer trabajo final me centro en remarcar con mayor detalle las texturas para definir el material que compone cada uno de los elementos de la composición. Sin duda éste último ejercicio es que me hace sentir más satisfecha y creo que no habría podido dibujar con este detalle sin todo el trabajo previamente elaborado.

     

Selecciono varios objetos que tengo a mano que representan mi vocación por la pintura y la crianza. Se trata de un tarro de cristal, un rodillo y un muñeco con forma de mono. El muñeco me parece especialmente estimulante por la posición que ofrece cierto movimiento a la combinación con el resto de los objetos.

Realizo un primer encaje y descubro las líneas principales que componen la imagen, me parecen interesantes las diagonales y las curvas por encima de las líneas rectas.

 

A partir de ese momento inicio encajes rápidos modificando la posición de los objetos. Algunas de ellas no habían sido una opción inicialmente, pero me parecen incluso más interesantes.

 

Tras probar 4 encajes con posiciones diferentes, me decido por una de ellas y procedo a hacer encajes cada vez más rápidos, y modifico la iluminación:

 

Me genera satisfacción el modo en que la mano y el ojo se van acostumbrando progresivamente a la composición, lo que me hace ganas seguridad y ligereza, sin embargo, también es posible que ciertos errores de observación se mantengan.

Posteriormente inicio del trabajo de los dibujos finales. El último encaje seleccionado me gusta especialmente por el equilibrio y a la vez sensación de inestabilidad de la composición, me parece casi alegórico. Ese intento de equilibrar y conciliar trabajo, arte y crianza, y que el objeto relacionado con mi hijo sea precisamente un mono que está colgado, es casi como una metáfora.

En el primer dibujo final incido en la definición de líneas y contornos, completando con algunas manchas a partir de líneas que favorecen la sensación de profundidad, incluso añado alguna textura en el rodillo. La parte inferior del tarro no termina de quedar bien, así que ese aspecto lo depuro en el siguiente dibujo final.

El segundo dibujo final incorpora las cretas para marcar las sombras con mayor claridad. Este trabajo me ayuda a observar con mayor profundidad el efecto de la luz y sus detalles en los que no había reparado anteriormente.

Por último, en el tercer trabajo final me centro en remarcar con mayor detalle las texturas para definir el material que compone cada uno de los elementos de la composición. Sin duda éste último ejercicio es que me hace sentir más satisfecha y creo que no habría podido dibujar con este detalle sin todo el trabajo previamente elaborado.

Para finalizar, se muestran algunas imágenes de referentes que me han resultado inspiradores:

Del dibujo de Sendak me gusta especialmente la elección del tema y su modo de interpretarlo. Reflejar ternura en una criatura monstruosa me parece fantástico. Además, la simplicidad de los trazos para mostrar la textura del pelo y las luces me gusta mucho.

Por su parte, el dibujo de Spilimbergo tiene una característica esencial que disfruto observando en dibujos a lápiz, se trata del predominio de la línea exterior, marcando claramente los contornos. Este aspecto ayuda a remarcar la imagen y le aporta mayor dramatismo. Además, las facciones duras y la mirada perdida subrayan cierta tristeza.

En último lugar, me sirve como referente éste y otros dibujos de Picasso en los que predomina la línea, que se mantiene continua, clara, fluida y segura.